lunes, 28 de diciembre de 2009

UNA LECCION EJEMPLAR: EL LLANTO DE CEAUCESCU

La caída del régimen comunista en Rumania, 20 años atrás, fue la revuelta popular anticomunista más cruenta del Este europeo:
1.104 muertos, 3.300 heridos y el fusilamiento de Nicolae Ceaucescu junto a Elena, su mujer.
El 15 de diciembre de 1989, un grupo de personas se congregaron frente a la parroquia de Timisoara para impedir que su sacerdote fuese expulsado de la ciudad.

Era el párroco, de etnia magiar, Laszlo Tokes, hoy diputado.

Así lo había decidido el dictador rumano Ceaucescu, por las posturas reformistas de Tokes.

Al día siguiente, el Ejército y la Policía secreta, la Securitate, intentaron dispersar a los manifestantes.

Brutal represión

El 17 de diciembre de 1989, al ver que la revuelta aumentaba, Ceaucescu ordenó al Ejército abrir fuego.
Hubo decenas de muertos y centenares de heridos.

Timisoara fue la mecha que encendió al resto del país.
El 21 de diciembre, Ceaucescu ordenó al Ejército disparar contra los manifestantes en Bucarest.
Mataron a cientos de personas. Los revolucionarios permanecieron resistiendo en las barricadas.

El día 22, bajo la presión de la enorme masa que se reunió frente a la sede del Partido Comunista, el «Conducator», tal como se hacía llamar Ceaucescu, con su mujer, huyó de la capital rumana en helicóptero.
Aterrizó a unos 50 kilómetros de Bucarest.
llí fueron arrestados.

Hubo un proceso sumario.
Nicolae y Elena fueron condenados a muerte. «Plazo de recurso, diez días.
La sentencia se ejecuta de inmediato», dice que escuchó Dorin Marian Carlan, uno de los soldados del pelotón de fusilamiento, el día de Navidad luego del juicio.

Carlan sostiene, según Efe: «Camino del paredón, él, Nicolae Ceaucescu, se volvió hacia mí, que iba detrás con el arma en la mano, y me miró durante algunos segundos.
Vi lágrimas en sus ojos».

Dorin Carlan dijo que el ex dictador lloró y entonó el himno de la Internacional Socialista minutos antes de ser acribillado.

"Camino al paredón, él, Nicolae Ceaucescu, se volvió hacia mí, me miró durante algunos segundos.
Vi lágrimas en sus ojos.
El y su esposa Elena, caminaron unos 15 metros hasta llegar al paredón donde se quedaron mirando a la pared (...)

¡Viva la Rumania socialista, libre e independiente!
¡Muerte a los traidores!
¡La historia me vengará!, gritó Ceaucescu antes de comenzar a cantar el himno de la Internacional Socialista "La Internacional”.

Así relataba el ex militar Dorin Marian Carlan a la agencia española EFE, cómo vivió los minutos previos a la ejecución del gobernante rumano y su esposa Elena el 25 de diciembre de 1989 en Târgoviste, al sur del país.

Entonces, tres jóvenes soldados pertenecientes al regimiento de paracaidistas de Boteni -en el noroeste de Rumania- fueron elegidos, entre ocho, para conformar el pelotón de fusilamiento de la pareja Ceaucescu que días antes había sido detenida, enjuiciada y condenada a muerte por militares luego que intentara escapar en helicóptero en medio de la revolución que gatilló la caída del régimen comunista rumano hace 20 años.

El episodio se produjo poco después de la caída del Muro de Berlín, que marcó el inicio del fin para varios gobiernos del mismo signo en Europa.

Según el relato de Carlan -quien tenía 27 años en 1989- cuando abrieron fuego en contra de la pareja.
"Ceaucescu -de 71 años- se levantó un metro del suelo al recibir los disparos.
Murió súbitamente de mis balas y de las de Boeru, el tercer miembro del pelotón".

El mayor en retiro agregó que Elena "no murió de inmediato, pese a haber recibido varios tiros en la cabeza (...) Hacía unos movimientos macabros en el suelo, así que la rematé de un disparo".

Los historiadores han asegurado que Elena Ceaucescu, de entonces 70 años, ejerció una importante influencia en su esposo, al punto de que habría sido la autora de la política de opresión total en el país.
Además, demandó ser nominada a importantes puestos dentro de la jerarquía del gobierno rumano.

De acuerdo con las imágenes tomadas minutos antes de la ejecución, Elena se mostraba mucho más fuerte sicológicamente que su marido.
Además, le exigió a los soldados que ambos fueran fusilados al mismo tiempo y se opuso a que sus manos le fueran atadas por la espalda.

La filmación de los cuerpos sin vida de la pareja que había gobernado con mano de hierro a Rumania durante 24 años dio la vuelta al mundo.
En ella se ve a un pequeño hombre canoso, con las rodillas dobladas.
Unos metros detrás de él, está el cadáver de su esposa envuelta en un abrigo beige.

Pese a que en los días anteriores a su muerte, tanto en Bucarest como en otras ciudades importantes del país, el pueblo rumano había salido en masa a manifestarse en contra del régimen -debido a la pésima situación económica, la escasez de alimentos y el severo control a todo tipo de disidencia- el rápido y secreto juicio a los Ceaucescu y la acción de las fuerzas militares conmocionó al país y al mundo.

Los historiadores afirman que durante la revolución murieron 1.116 personas en los enfrentamientos callejeros y 4.089 resultaron heridas.

La mayoría de las víctimas se produjeron después del 22 de diciembre.

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