domingo, 20 de marzo de 2011

A 35 AÑOS DEL GOLPE MILITAR

Entrevista exclusiva

Videla: “Le dijimos a Isabel que no sabíamos cómo darle nuestro apoyo”

Condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad, Jorge Rafael Videla concede su primera entrevista y rememora desde la cárcel, de puño y letra, las últimas horas del gobierno de María Estela Martínez, viuda de Perón, a la que derrocó, dando inicio al período más oscuro de la historia argentina.

El represor asegura que las Fuerzas Armadas no querían asumir el poder el 24 de marzo de 1976 y que varios dirigentes políticos sabían que se preparaba el golpe de Estado.

Quien fuera su ministro del Interior, el procesado Albano Harguindeguy, admite que los militares se sentían “omnipotentes”.

Pasado y presente.

La Junta golpista de 1976 y Videla hoy, enfrentando a la Justicia.

En su celda en Campo de Mayo, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, despojado del grado militar que lo identificaba como la persona más poderosa del país, Jorge Rafael Videla recuerda las vísperas del golpe de Estado que abriría paso a la dictadura que él presidió durante cinco largos años.

Es una entrevista exclusiva, la primera que brinda.

Fue hecha por escrito, a través de un militar retirado que le llevó mis preguntas a la cárcel y tomó nota de sus respuestas; luego este “correo” pasó en limpio las respuestas y, en otra visita, se las leyó; Videla firmó la última página en señal de conformidad.

Un mes después, envié, por la misma vía, seis repreguntas, para aclarar algunas fechas y conceptos.

Videla me las contestó por escrito, en lápiz.

Parte de las respuestas de Videla fueron utilizadas para mi último libro, Operación Primicia.

La otra parte se publica por primera vez, cuando se está por cumplir el aniversario número 35 del golpe.

Videla, que tiene 85 años y goza de buena salud, afirma que el 5 de enero de 1976 la presidente Isabel Perón lo citó a la residencia de Olivos, junto con otros dos jefes militares: el almirante Emilio Massera y el brigadier Orlando Agosti.

“Estaban presentes varios funcionarios, entre ellos Raúl Lastiri (titular de la Cámara de Diputados y yerno del ex hombre fuerte del gobierno, José López Rega) y el embajador argentino en el Uruguay, Guillermo de la Plaza, entre otros.”

“Uno de los ministros toma la palabra y señala que ante los cambios que se iban produciendo en la situación política del país, era necesario conocer de boca de los comandantes en Jefe si estaban dispuestos a dar su apoyo a la presidenta de la Nación, como una manera de poner fin a las críticas que su gestión provocaba”, sostiene Videla.

“Los comandantes sugieren, de manera sutil pero firme, que si la presidenta tiene el poder lo que debe hacer es ejercerlo.

Y preguntan cuál sería el cambio que se estaría produciendo.

Es entonces que ese ministro les requiere: ‘Propónganlo’. Los comandantes piden un plazo de 24 horas para elaborar un documento.

El plazo es otorgado y los militares se retiran de la reunión con la impresión de la absoluta falta de poder que mostraba Isabel Perón y la certeza de que estaba dispuesta a hacer cambios para mantener su gobierno”, dice.

“El memorándum de los comandantes es elevado, vía ministro de Defensa, describiendo una serie de medidas de tipo políticas, administrativas y económicas que se consideraron necesarias para salir de la crisis.

Nunca fue contestada la iniciativa.

Nunca más se volvió a hablar del memorándum”, añade.

Distintas fuentes afirman que la presencia en la reunión del embajador De la Plaza fue iniciativa de Licio Gelli, el Venerable Maestro de la logia masónica Propaganda Due, que respaldaba a Isabel.

De la Plaza siempre lo negó.

López Rega, suegro de Lastiri, estaba vinculado a Gelli y seguía influyendo pese a que había tenido que irse del país.

A esa altura, el gobierno de Isabel desfallecía, víctima, entre otros factores, de su ineficacia para resolver problemas que afectaban la vida cotidiana: la inflación, que en el primer trimestre de 1976 llegaría al 98,1 por ciento; la escasez, y la violencia política: cada cinco horas había un asesinato y cada tres, estallaba una bomba, según el diario La Opinión, de Jacobo Timerman.

En realidad, hacía ya tres meses que Videla y Massera creían que Isabel y el peronismo no podrían remontar la situación.

Fue luego del 5 de octubre de 1975, cuando Montoneros lanzó su primer ataque contra un cuartel militar, en Formosa, en la llamada “Operación Primicia”.

De inmediato, hubo nerviosas reuniones entre los jefes militares y políticos peronistas como Italo Luder, que era el titular del Senado y candidato de varios sectores para asumir el gobierno.

Al final, Luder no quiso quedar en la historia como el traidor de la viuda de Perón.

Videla también incluye al líder de la UCR, Ricardo Balbín, en sus contactos previos al golpe. Se reunieron “unos 45 días antes”, en ‘un lugar neutral’.

Balbín “dice que está más allá del bien o del mal y pregunta:

¿van a dar el golpe?, ¿sí o no?. Si es así, háganlo cuanto antes.

Evítenle a la República una larga agonía.

No esperen de mí un aplauso, tampoco les pondremos piedras en el camino.

Están respondiendo a una necesidad”.

En la entrevista por escrito, Videla recuerda que el martes 23 de marzo de 1976 fue citado a las 10 por el ministro de Defensa, José Alberto Deheza, junto con Massera y Agosti.

Deheza les dijo: “Ante la falta de poder, la presidente está dispuesta a cambiar si la ayudan, si las Fuerzas Armadas le brindan su apoyo”.

Videla agrega: “Los comandantes vuelven a manifestar que no veían cómo las Fuerzas Armadas podían brindar su apoyo ya que el régimen constitucional no contemplaba esa situación y que, por el contrario, aconsejaban que ‘habiendo sido elegida, ella debía ejercer el poder’.

Y las Fuerzas Armadas no podían ser sustitutas de ese poder.”

Según Videla, Deheza los volvió a citar a las 20, y les dijo:

“Hablé con la señora.

Insiste en que le den su apoyo”.

“Los comandantes vuelven a argumentar de idéntica forma que en la reunión de la mañana”, sostiene Videla.

Y agrega: “Deheza, con esa suerte de indefinición de las Fuerzas Armadas, le sugeriría a la presidente:

‘Señora, se puede ir a dormir tranquila.

Esta noche no va a haber golpe’.”

*Autor de Operación Primicia.

El ataque de Montoneros que provocó el golpe de 1976.


Ceferino Reato*

domingo, 13 de marzo de 2011

LA TUPAC AMARU CRIOLLA

¿Cristina será candidata nuevamente?

¿Podrá, libremente, decir que no?

La historia nos muestra el grado de crueldad del hombre ambicioso; la ambición de quitarle a los otros el fruto de sus esfuerzos, no le robaban cultura y aprendizaje que hacen al hombre sabio, sino que lo hacían con sus riquezas materiales y el sometimiento de su pueblo hacia un nuevo orden de valores con la fuerza de las armas y la irracionalidad de la guerra, que más propio sería un asalto a mano armada para robar sus pertenencias.

Estos son los nuevos valores que expresan los conquistadores en la historia, hoy son los mismos pero prefieren llamarse revolucionarios.

Los conquistadores han descuartizado vivo a Tupac Amaru mediante caballos que arrancaban sus miembros tirando de su cuerpo en distintas direcciones, para robarle sus riquezas y someter a su pueblo a un nuevo orden de valores.

Los revolucionarios están prontos a repetir este hecho histórico en Argentina.La Presidente Cristina piensa que es exaltada mientras que solo es exhibida.

Es solo una pieza útil que permite la existencia de una jauría que solo sabe morder expresándose a través de sus ladridos.

Los conquistadores le rinden tributo a su rey, los revolucionarios se quedan con el tributo y con el reino sometiendo en primer lugar a su propio rey.

Mientras la PresidentA es exhibida debe exaltar continuamente a los distintos grupos revolucionarios para poder seguir siendo su reina, aunque no se da cuenta que solo los exaltados, y no los exhibidos, son los que verdaderamente reinan.

Los revolucionarios tienen la característica de estar siempre en conflicto con todos, incluso entre ellos mismos; no tienen en mente ni en corazón la comunión ni la paz, solo entienden y procuran la revolución, la guerra, el odio como nuevo orden de valores.

Todos estos distintos grupos de izquierda, que alguna vez han decidido llamarse peronistas pero no han podido engañar a Perón, hoy han decidido llamarse kirchneristas pretendiendo hacer con Cristina lo que no pudieron con Perón.

Cristina está sola, sola con su fortuna fruto de honorarios de exhibición y de otras cosas, pero creo que ha comenzado a darse cuenta que quizás le guste ser más peronista que marxista…

Está como Isabelita, pero rodeada con varios López Rega del siglo XXI.

Ella ha alimentado al monstruo, pero el monstruo es salvaje, no puede domesticarse, y hoy se la quiere comer.

Cada grupo revolucionario, que con distintos nombres conforman la jauría, están tirando de Cristina en distintas direcciones reclamando espacios de poder, mientras la exhibida que se cree exaltada pasa todo este tiempo pensando cómo le quedarían los ruleros.

¿Será que Cristina podrá aceptar libremente no ser candidata a la presidencia nuevamente?

Quizás antes de ello quede descuartizada, esta nueva Tupac Amaru sin poder, una Tupac Amaru criolla que ya ha comenzado a descuartizarse a sí misma con los finos hilos de sus propias convicciones.

Juan C. Starchevich