miércoles, 3 de febrero de 2010

CUANDO UNO TIENE MENOS CINTURA QUE UN POLLO

En vez de hablar de "bueyes perdidos" termina alabando el vigor del chancho...Hay pocas personas en la Argentina con más temor al ridículo que la Sra. Cristina F. de Kirchner.

Pocas personas que destinen tanto cuidado a los detalles, a su imagen, a cada palabra, a cada gesto.

"Del único lugar del que no se regresa nunca es del ridículo", pareciera ser su frase de cabecera.

Las expresiones que ayer vertiera, que la colocan al borde del mismo, no pueden ser interpretadas, desde esa óptica, sino como un desesperado operativo de prensa dispuesto a desviar la atención de los medios y de la sociedad toda de la deplorable situación en que la política Kirchnerista ha puesto a la tan vapuleada mesa de los Argentinos.

La destrucción sistemática de la Ganadería Bobina a través del control patotero de su principal índice motorizador, el precio de la hacienda en pie, no ha hecho otra cosa que desanimar al sector productivo, mientras que el sector industrial e intermediario veía mejorados sus márgenes, con un producto que se compraba barato y se vendía a discreción.

Los desfasajes entre ambos extremos (la hacienda en pie, y la carne en el mostrador) llegaron en los últimos 5 años a triplicar el incremento del precio de la última con respecto a la primera.

¿El resultado? un sector productivo empobrecido, desmotivado, expoliado:
10 millones de cabezas menos de stock, la pérdida de los mercados de exportación, y finalmente: el inevitable aumento de la hacienda en pie ante la realidad inapelable: no hay suficiente ganado para cubrir la demanda interna.

No se puede tapar el sol con las manos: por más "papelones" mediáticos que esté dispuesta a hacer nuestra presidente, es indisimulable el resultado de la consecuente política desarrollada en estos años.

Y así como reniega de los fondos buitres que se abalanzaron sobre nuestras reservas desde la ventana que ella misma abrió con su DNU, seguramente en poco tiempo seremos los productores (los que quedemos) los culpables de esta catástrofe alimenticia y productiva en la que nos han venido sumiendo.

La impericia, la imprudencia y la improvisación no son tres palabras que empiezan igual, solamente: son los signos de este tiempo, la marca de agua en el dorso de la gestión Kirchner.

A los que les sobrevivamos nos tocará la ardua tarea de reconstruir un país en llamas, si no podemos evitar, al menos, que este desastre se siga produciendo.

David Rubin
Vpte. de la Rural
de Jesús María

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