jueves, 7 de enero de 2010

VERGUENZA

El espíritu militar, de cuerpo, el amor a la profesión, la demanda de una acción solidaria, el deber, la camaradería, la vergüenza por la falta de valor, la apostasía de principios, el silencio cobarde, la abierta agresión hacia las Fuerzas, la impotencia real o figurada...todo me arroja a la cara la insatisfacción por lo que hago para que en mi país las FFAA sean lo que deben ser y yo me refugie detrás de la computadora o en tranquilas charlas de café.
He perdido el prestigio, estaba orgulloso de haber contribuido a formar como Jefe del Cuerpo de Cadetes siete promociones y de haber alcanzado la mayor jerarquía.
No tengo nada de qué arrepentirme y lo que siento es vergüenza por no ser capaz de reclamar airadamente lo que nos han quitado haciéndonos pasar por cobardes y derrotados, nunca imaginé que alguien que debe preservar la seguridad y la defensa del país estuviera dispuesto a destruir las armas de su defensa.
Lo que nadie ignora es que el esfuerzo individual o la debilidad puede hacer cambiar la situación y sabemos que es necesario la participación de todos especialmente de una población que realmente desee que sus Fuerzas Armadas, en la corporización de su personal, tengan la dignidad, el prestigio y los valores que el día de mañana serán necesarios para actuar disuadiendo y protegiendo el país.
Los aciertos o errores del pasado, de acuerdo con quien juzgue, no son un antecedente valido para continuar debilitándolas, habría que analizar que estaban haciendo los que hoy la condenan cuando los hechos ocurrieron y cuál fue la actitud que asumieron.
Hoy el poder permite todo pero no puede garantizar su permanencia y la Argentina para progresar lo debe hacer con la participación eficiente de todas las Instituciones.

Brig. (R) Alberto Simari

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